miércoles, 3 de marzo de 2010



Muchas veces me he preguntado qué es lo que realmente importa en esta vida, me lo he preguntado pues nadie nos da una respuesta de aquello: el amor, las mujeres, la familia, el trabajo, el dinero. Todos ellos son patrones que he seguido tantas veces, aunque sin mucho éxito al parecer… como cuando niño, con los colores evitando las líneas. Pero todo caduca y tienes que apostarle a algo, a cualquier cosa pero a algo, para luego ponerle el empeño, la constancia, el trabajo que hará crecer ese algo hasta darte la llave de todos los misterios, las llaves de tu fortaleza. Lamentablemente mi llave se perdió y me quede vacío, arrojado de la tranquilidad que a algunos embarga.
Para esto las madres nos dicen que seamos buenos chicos: nada de alcohol en exceso, ni tampoco drogas pero; sobre todo, trabajo, mucho trabajo; eso sí, con verdadero esmero y dedicación. A decir verdad nunca me gusto mucho el alcohol… y las drogas…bueno, las drogas, he de confesar que las he probado. Sin embargo lo más difícil y más duro de todo es el trabajo, el irreducible e innegable trabajo. Y es que la vida no es una novela. Aquí no hay artistas, ni adictos, ni ciudades que te devoran con su loco esplendor; aquí no hay pastillas, ni niñas bonitas esperando al tipo de la mirada azul y enchamarrado. Aquí hay resentimiento, desempleo y envidia, mucha envidia, resentimiento y también mucho desempleo. Por eso se trabaja duro. Lamentablemente la formula de la felicidad no es algo tan sencillo como eso.
¿En qué consiste la vida entonces? ¿Qué virtudes son las que nos llevarán directamente al éxito o al fracaso en el peor de los casos? Quizá ello no esté en nuestras manos, quizá no seamos dueños de nada. Los dioses jugaron durante siglos al destino ¿por qué tendría que ser distinto ahora?... ¿Por qué me llamo Alberto y no Lucía?  ¿Por qué mis ojos son negros y no azules? ¿Por qué no salí más temprano del trabajo? ¿Por qué soy pobre y no rico? ¿Por qué no gané ese sorteo de los mil millones…? o, aunque a veces quisiera olvidarlo ¿Por que enterré esa noche en tu cuerpo un cuchillo?                  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas cosas que decir pero no lo hare porque escribo mal. Lo que mas me gusto es la parte donde dices "¿Qué virtudes son las que nos llevarán directamente al éxito o al fracaso en el peor de los casos?", supongo que sigue hablando del trabajo no? porque si asi es podria ser la amabilidad, la gente se aprovecahra de ti, pero si habla de la vida en general hay muchas mas, ademas quien no se aprocheva del otro.

Cuando se pregunta, o pregunta a quien sabe quien, sobre porque no es rico, mujer y demas cosas raras si lo pensamos bien bien son irrelevantes, osea para que gastar 5 horas pensando en las razones de porque estamos aqui si podria mejorar su conocimiento. No se en verdad, preguntarse cosas asi, divagar y no llegar a ninguna conclusion creo que tambien a uno lo hace mas inteligente, como si se tratase de hacer un experimento pero no pasa de la teoria; ciertamente sabra mucho mas que otros que ni pensaron en llevar a cabo ese experimento.

Creo que lo mejor es preguntarse esas cosas cuando vengan, asi luego sabremos que no conocemos la respuesta pero tendremos en cuenta que tratamos de hallar la respuesta, una que no aparecera nunca. Solo viva tratando de responder preguntas que no llegaran, talves se distraiga y trabaje mucho y cuando se de cuenta donde este parado, sea sobre mucho dinero o la calle.

Ahhh en fin sea como es, sabe mucho y cuenta cosas graciosas, cuidese o saludos como le paresca.